El Camino Inca (Qhapaq Ñan en quechua, QÑ abreviado) se extiende a lo largo de seis países sudamericanos, Perú, el centro de las ramificaciones, al norte atraviesa Ecuador y llega hasta Pasco en Colombia y al sur cruza Bolivia y se bifurca por Argentina hasta Mendoza y por Chile hasta Maule. Se trata de una vasta red viaria de unos 30.000 kilómetros construida a lo largo de varios siglos por los incas –aprovechando en parte infraestructuras preincaicas ya existentes– con vistas a facilitar las comunicaciones, los transportes y el comercio, y también con fines defensivos. Este extraordinario sistema de caminos se extiende por una de las zonas geográficas del mundo de mayores contrastes, desde las cumbres nevadas de los Andes que se yerguen a más de 6.000 metros de altitud hasta la costa del Pacífico, pasando por bosques tropicales húmedos, valles fértiles y desiertos de aridez absoluta. La red viaria alcanzó su máxima expansión en el siglo XV, llegando a extenderse por todo lo largo y ancho de la cordillera andina.
El tramo más famoso del camino inca que une la ciudad de Cusco con el santuario de Machu Picchu, es solo una parte mínima de la gigantesca red del Qhapaq Ñan que contiene obras maestras de arquitectura e ingeniería e infraestructuras conexas dedicadas a las actividades mercantiles, el alojamiento y el almacenamiento de mercancías.
Salvando distancias, el QÑ muestra algunas semejanzas al Camino de Santiago en España. Ambos están declarados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad y ambos son tan extensos que para hacerlos se debe dividir en tramos o etapas. Pero se dan notables diferencias:
- El QÑ tiene un significado histórico y cultural, mientras que el Camino de Santiago, además, tiene carácter religioso.
- Pocos transitan por el QÑ en comparación con el camino de aquí que con el buen tiempo se llena.
- Los peregrinos apenas deben preocuparse por dónde comer o dormir ya que hay alojamientos y sitios donde comer a cada paso, en contraste con el QÑ que en más de la mitad de su recorrido carece de sitios donde acogerse, por lo que se hace más difícil el sustento y descanso, y que hay que trazar una detallada y minuciosa logística si no se dispone de movilidad y compañía.
Tras mi experiencia de haber recorrido 82 tramos, desde el 13 de abril de 2007 que inicié en Llullucha la travesía hasta Machu Pichu, hasta el 18 de julio de 2018 que hice el tramo que va de Sicaya a Orcotuna en Huancayo, durante 11 largos años, lógicamente interrumpidos por mi actividad profesional. Con este cúmulo de experiencia, puedo afirmar que merece la pena pasarse un tiempo con la mochila por parajes andinos. Su belleza no tiene par y el cobijo que dan en los pueblos y chacras por donde se pasa, aun siendo humildes, es compensado con creces por la atención y la amabilidad de sus gentes. Una experiencia única.
Durante esos 11 años también he dedicado tiempo para recopilar documentos y los he unificados en una especie de “libro” con un índice y una edición de títulos y subtítulos más personal, que se puede ver en este pdf. Por otro lado, he recopilado todos los tramos realizados, asociando a cada tramo un álbum de fotos en cuyo nombre se especifica la fecha en que se hizo y la toponimia de partida y llegada. Para facilitar el viaje fotográfico se ha ubicado en un mapa cada tramo y un enlace para ver cada álbum, como se puede ver en esta composición, la cual lleva al pdf de los enlaces.